Luego
de algún tiempo apartado de la publicación de artículos en mi blog, durante el
cual he estado participando en proyectos
de consultoría durante estos dos últimos años tanto en España y en Venezuela,
compruebo que existen situaciones en las cuales a pesar de grandes esfuerzos y
asignación de recursos materiales por parte de los altos mandos de las
organizaciones, los planes estratégicos y de mejoramiento continuo no terminan
ofreciendo los resultados esperados.
Cuando
digo que a pesar de dedicar un gran esfuerzo a idear lo que pensaban que
constituiría un proceso práctico y mejorado, para el desarrollo de nuevos
productos y servicios, de involucrar a
la gente, en el momento justo, integrando equipos luego de hacer que los
gerentes de primer nivel predicaran con el ejemplo, de llevar una capacitación
general de toda la compañía, de medirlo todo, de realizar auditorias de cultura organizacional conseguimos que, después de un tiempo, las cosas estaban peor
que antes, el trabajo de equipos era deficiente, no se contaba con la
cooperación interfuncional, y a pesar de todo, ahora enfrentamos un grave
problema de cortoplacismo, todo termina en cierto grado de frustración. Aún más, la tragedia radica en que a pesar de
que los directivos puedan estar muy versados en las mejores prácticas
administrativas, que conocen las necesidades de la empresa y sin embargo, no
obtienen los resultados esperados.
Durante
los últimos 15 años he trabajado en varias empresas de orden global en diversos
sectores e industrias. Una de las ventajas de haber trabajado con varias de las
mejores empresas reconocidas radica en que uno obtiene una perspectiva
privilegiada de lo que exactamente sucede en estas organizaciones. Uno tiene la
oportunidad de ver cuales son las tendencias que están creciendo dentro de las
industrias y entre ellas. Existe una tendencia masiva que está teniendo lugar en todos los sectores
y en todos los planes, el fracaso., y con el fracaso la frustración.
Cada
una de las compañías con la que entro en contacto por variadas razones, tienen
algún tipo de iniciativa importante en materia de mejoramiento, sin embargo,
estoy llegando a aceptar que siempre que tratan de poner en práctica un cambio fundamental , es probable que
enfrenten barreras ocultas , y es factible que fracasen en cierto grado.
Por
otra parte, en todos los ámbitos de nuestra vida existen reglas del juego, ya
sea que estemos trabajando o jugando, con la familia o los colegas, con amigos
o extraños, todos actuamos de acuerdo a un conjunto de reglas que con
frecuencia no han sido expresadas. Si lo
analiza con mayor profundidad, se dará cuenta de que las reglas aparentemente
se presentan en dos formas, las reglas
escritas y las reglas no escritas. Jamás he conocido a un ejecutivo de alto
nivel que se las haya ingeniado para llegar a la cumbre sin comprender de
manera intuitiva las reglas no escritas de su organización. Dichas reglas son
las que ayudan a la gente a sobrevivir y a prosperar; constituyen habilidades
de manejo sumamente sensatas para todos los empleados y no solo para aquellos
destinados a llegar a la cumbre. Cuando me refiero a reglas escritas, el
término incluye todos los aspectos formales, oficiales y expresados del negocio
tales como la misión, visión, estrategias, estructura, políticas, procedimientos, descripciones de procesos, de cargos, sistemas de recompensa,
etc. Toda esta variedad de reglas escritas, juntos con el comportamiento y las
acciones de los ejecutivos de alto nivel, envían señales al cuerpo de una
organización. pero luego empiezan a trabajar
distintos factores sobre las señales que ningún gerente puede controlar,
cosas como la cultura nacional o local, el clima económico, político, la
legislación, las agendas privadas de la gente
y las reglas no escritas que ya existen. Todos estos factores
transforman las señales que está recibiendo una organización, reforzándolas,
debilitándolas, tergiversándolas, hasta llegar al punto en que las acciones y
las reglas escritas originales de la administración tienen un conjunto completo
de reglas no escritas paralelas que, de hecho guían el comportamiento cotidiano
de la gente.
La
importancia de esto para el directivo pragmático reside en que brindan el discernimiento
necesario para lograr que realmente ocurran las cosas en una organización. Y
ese discernimiento solo se torna real cuando usted profundiza un nivel más allá
de las reglas no escritas del juego, y analiza la forma en la que se desarrolla
e interactúan en el mundo de los negocios.
Continuaré exponiendo mis experiencias en este sentido en otros artículos.